En un viaje
que no se bien dónde comenzó,
ni cuando termina.
Me encuentro hoy, Yo y un Matecito,
derrotando en mi cabeza imposibles.
Con el agua bien caliente
y el fresco aire,
recordando la noche.
Me cebo unos mates para recordar el estar vivo,
disfrutando de lo simple,
del Mar y sus olas.
Con un cuarto mate,
comienzo a despertar y
creo aún estar soñando.
Dá gusto saber que no es así.
El Mate me acompaña,
mi familia también.
Gracias Matecito otra vez.
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